CONCLUSIONES
Es necesario la existencia de normas que
regulen el uso de los antibióticos.
• Las autoridades sanitarias disponen de las
atribuciones y del marco jurídico el
establecimiento de penalidades a fin de
hacer cumplir la norma.
• La responsabilidad legal médicos,
farmacéuticos y dirigentes de los
establecimientos de salud por el impacto
sanitario que esta problemática tiene.
El médico ha de intentar valorar bien todos los casos de enfermedad y
ver si ha de administrar un antibiótico y cual es el adecuado.
Los padres deben colaborar para no "forzar" la situación y "exigir" el tratamiento.
El médico, dentro de sus posibilidades ha de argumentar, lo mejor posible, los motivos por los cuales da o no da o, bien, demora la inclusión de antibióticos en el tratamiento que indica a su paciente.
Los padres no han de comprar un medicamento basándose en que el niño vuelve a tener la misma enfermedad y le fue bueno.
Me ha ocurrido en multitud de ocasiones que unos padres dan un antibiótico para una tos debido a que cuando la tuvo la última vez se le había recetado y la evolución de la enfermedad fue la adecuada.
No se paran a pensar que había tenido una neumonía bacteriana y se le dio por ello y no por la tos que era originada por la mencionada enfermedad.
Su interpretación de los hechos es errónea (también la nuestra lo es, en ocasiones).
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